Si los padres solo pudiésemos hacer una cosa por el futuro de nuestros hijos, mejorar la relación paterno-filial sería probablemente una de las mejores opciones. Y es que la relación de los progenitores con los hijos es de tal importancia que es un buen predictor de las habilidades, salud y felicidad futuras de los hijos.
El mindfulness es una buena opción para mejorar las relaciones entre padres e hijos, principalmente mediante la identificación y “ataque” de comportamientos que se han vuelto automáticos y que pueden no ser beneficiosos. Esto es, permitiendo una paternidad reactiva y flexible.
No hay un consenso claro sobre lo que es el mindfulness y las diferentes definiciones pueden variar ligeramente, pero intentaremos dar una definición que sea suficientemente amplia y compatible con las diversas corrientes budistas, filosóficas y psicológicas: Es el contacto psicológico con tus propias experiencias en desarrollo (incluyendo las sensaciones físicas, las cogniciones y las emociones), que permite una conciencia del momento presente que resulta abierta y amable.
Así que el mindfulness tiene 3 patas:
Larissa G. Duncan ha creado una lista de aspectos que son propios de la paternidad mindfulness y Susan Bögels detalla 6 mecanismos a través de los cuales el mindfulness mejora la relación de padres e hijos:
Puede resumirse el mindfulness maternal como la capacidad de ser reactiva y flexible en la relación con nuestras hijas. Veamos pues qué es la reactividad y flexibilidad en la crianza.
El desarrollo del niño es interpersonal, esto significa que dado el nacimiento altricial (inmaduro) del niño, los progenitores han de procurarle cuidados y proximidad. El cerebro del niño al nacer solo tiene un cuarto del volumen total que llegará a tener en el futuro y esos 3/4 pendientes se desarrollan en contacto con los padres y el grupo cercano. Esto nos da una idea del peso que tienen las relaciones interpersonales en el desarrollo de nuestros hijos, existiendo una alta correlación entre padres y madres que reaccionan a las necesidades de los hijos y un mejor desarrollo cognitivo, emocional, comportamental y social.
La reacción de los padres a las necesidades de los hijos es lo que se denomina reactividad maternal y se define por cuatro características y un apunte:
Es importante tener en cuenta que para conseguir reactividad en la crianza, es necesario estar presente en la relación interpersonal con el niño y asegurar la proximidad: Durante el juego, el niño necesitará al padre y el padre querrá cuidar de su hijo.
Esta proximidad será de esta forma psicológica y física. Físicamente, es importante estar cerca de nuestros hijos (por ejemplo llevándole en brazos). La proximidad psicológica es estar atento a las necesidades y emociones de los otros y ser capaz de responder a ellas. Pero ojo, es importante mantener a raya los juicios que automáticamente hacemos sobre los hechos, palabras y actitudes del otro y tratar de ver la realidad como se presenta, sin recurrir a nuestra "biblioteca de juicios".
La flexibilidad psicológica es la habilidad para adaptarse a situaciones específicas nuevas, es lo contrario a la rigidez. Requiere de capacidad para trasladar la perspectiva y balancear el conjunto de necesidades, deseos y los distintos dominios de la vida. Es además clave para la salud psicológica.
Comprende las siguientes cualidades:
El resultado de los anteriores puntos es una madre que es capaz de responder a las necesidades únicas de su hijo único en las circunstancias únicas del presente. Es lo contrario de la fusión cognitiva.
La fusión cognitiva es la capacidad que tenemos los humanos de aprender a relacionar estímulos arbitrariamente. Este proceso es vital para nuestro aprendizaje del lenguaje y la cognición en general. Pero como tantas cosas, tiene un coste asociado, y es que hace que experimentemos experiencias internas como si fueran fenómenos reales y provoca que a menudo nos enredemos en nuestros pensamientos, evaluaciones, juicios y recuerdos, comportándonos de acuerdo con estas interpretaciones subjetivas. Veamos un ejemplo de fusión cognitiva:
Ahora veremos un ejemplo de fusión cognitiva que puede no ser tan positiva en la crianza de nuestros hijos: Si como madre aprendes que “la letra con sangre entra” y tu hija suspende, verás como única opción el castigo, sin explorar otras posibilidades y evitando experimentar con alternativas.
Como hemos visto, el mindfulness es el antídoto a la paternidad automática, "por defecto". Es la fragmentación cognitiva de "lo que siempre se ha hecho" y que puede no ser lo mejor. Es el ser consciente de que yo, mi hija y el mundo son cosas diferentes de mis conocimientos, memorias y emociones. La paternidad mindfulness implica dejar ir los puntos de vista firmes y fijos de como las cosas deberían de ser.
Si necesitas ejemplos concretos de cómo llevar a cabo una maternidad más mindfulness, aquí te dejamos una lista de acciones específicas de como desarrollar tu reactividad y flexibilidad paternal para cada uno de los 6 aspectos definidos por Larissa G. Duncan.